miércoles, 25 de marzo de 2009

La tarde menos pensada...




Me apetecía escribir, no sobre ti, ni sobre mi, simplemente sobre aquellos días...


Hoy, tres meses después del final encontré un viejo mail que te escribí "Diez razones para..." y te enumeraba cosas como:


"Porque me haces sonreír constantemente"


"Porque me encanta que lo primero que escucho cada mañana sea tu voz"


"Porque cuando tú estás las mañanas se llenan de canciones alegres"


Siete razones más completaban aquel mail que comenzaba diciendo "¿Por qué creo que eres el chico de mi vida?..."


En tu mail de respuesta me decías cosas tan lindas como:


"cómplice de una locura común... todo en ti es increíble, hasta las más leve de tus sonrisas y no quiero dejar de verla... A veces la tarde menos pensada resulta ser la más deseada y te das cuenta que no te equivocas"


Fue muy bonito, aunque realmente solo al principio, se nos fue escapando la ilusión entre los dedos y la rutina invadió nuestras almas, nuestras vidas y acabó por destruir el sueño tan maravilloso que habíamos construido.


Después de aquel 26 de diciembre te eché de menos muchos días, muchas noches y muchas mañanas al despertarme. Sentí que alguien había metido la mano en mi pecho y me había arrancado el corazón, solo sentí vacío durante mucho tiempo. Me recuperé, encontré mi corazoncito donde tú lo habías dejado, en un rinconcito, logré que volviera a funcionar y ahora vuelvo a ser feliz. No me arrepiento de haberte echado de menos ni un solo instante porque si no lo hubiera hecho solo podría significar una cosa: estaría muerta.


Hoy te recordé repasando mi correo, ya no te echo de menos pero me encanta la sensación que recorre mi cuerpo cuando recuerdo momentos lindos a tu lado, que fueron muchos.


Todo llega, sucede y pasa...

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