viernes, 24 de agosto de 2007


A altas horas de la madrugada sentí la necesidad de beber agua y me levanté de la cama. Mientras caminaba por el pasillo, en dirección a la cocina, giré la cabeza inconscientemente y mi mirada fue directa hacia tu cama. De repente, la mayor de mis sorpresas. Me quedé paralizada, no podía creer lo que estaba viendo. Estabas allí, tumbada, en la misma habitación en la que te había visto otras tantas noches. Sentí la necesidad de correr hacia ti para darte el mayor de mis abrazos, ese que he ido fabricando a lo largo de los años con el amor que no pude darte. El corazón me latía tan deprisa que era incapaz de dar un paso. Cerré los ojos, respiré profundo y al abrirlos... ya no estabas. Entonces tristemente comprendí que solo había sido producto de mi imaginación.


Cuantas veces he deseado que estos últimos años hubieran sido un mal sueño, despertarme y verte sonreir. No has dejado de hacerme falta ni uno solo de los dias desde que tuviste que marcharte. Ahora se que nunca te irás demasiado lejos...


Resulta que esta noche el sueño más lindo lo

tuve con los ojos abiertos...

jueves, 23 de agosto de 2007

Y yo no lo sabía...



Porque no hay mayor locura que la que provoca el amor...

martes, 21 de agosto de 2007

Dulce viaje al pasado...


Se había despertado como otras tantas mañanas, siguiendo su ritual diario. Primero un café para escuchar las noticias en la radio sentada en la cocina y a continuación una ducha antes de irse a trabajar. Al regresar a su habitación, por alguna extraña razón reparó en una fotografía situada en la cómoda, junto a la que pasaba cada dia. Subió la escalera y se sentó en el viejo sofá del trastero, su lugar favorito de la casa, sosteniéndola entre sus manos. Cerró los ojos y sus recuerdos la hicieron viajar en el tiempo.


En una cálida tarde de verano entre risas, ilusiones y sueños él se la había regalado. Era imposible olvidar aquellos instantes en los que ambos jugaban en la arena, mientras el mar crecía para acariciarles la piel. Nada ni nadie había conseguido que olvidara aquel dia en el que por primera vez fueron solo uno.


Veinte años habían transcurrido desde aquella tarde. Su cabello ahora era gris como el color de la fotografía y las arrugas marcaban suavemente su rostro. A pesar del tiempo él jamás había permitido que a ella se le borrara la sonrisa de la cara. Juntos supieron disfrutar de los buenos momentos y apoyarse el uno en el otro cuando el cielo se tornaba oscuro. Después de dos décadas aún le brillaban los ojos al despertarse junto a él...

Y es que hoy decidí renovar los recuerdos que guardaba en mi baúl...

viernes, 10 de agosto de 2007

Todo se vuelve extraño...


Última ojeada al bolso (llaves, cartera, teléfono, barra de labios...). Abrigo azul y paraguas... Lista para caminar esta lluviosa noche por aquellas calles que me llevarán hasta el lugar de mi cita. Al llegar me percaté de que nada había cambiado. Como otras tantas veces tendría que esperarlo puesto que la puntualidad en él brillaba por su ausencia. En el instante en que nuestros ojos se cruzaron el resto del mundo desapareció. Disfrutamos de una sabrosa cena acompañada de una conversación agradable, llena de recuerdos, promesas, sueños, ilusiones... Al salir del restaurante una cálida brisa nos acariciaba la piel, la misma que nos acompañó durante todo el camino de regreso a casa. Abrí la puerta, subimos la escalera, nos tumbamos abrazados en la cama y seguimos conversando hasta que el sueño nos derrotó por completo.


Una luz penetra las cortinas y consigue despertarme. Sorprendida miro a mi alrededor, ni rastro de él. El lado izquierdo de la cama estaba totalmente perfecto, mi abrigo se encontraba colgado en el armario, en el salón encontré restos de lo que parecía la cena de la noche anterior, su olor en mi piel había desaparecido...


Y es que hoy me sigo preguntando si mis recuerdos son reales o simples mentiras...