martes, 21 de agosto de 2007

Dulce viaje al pasado...


Se había despertado como otras tantas mañanas, siguiendo su ritual diario. Primero un café para escuchar las noticias en la radio sentada en la cocina y a continuación una ducha antes de irse a trabajar. Al regresar a su habitación, por alguna extraña razón reparó en una fotografía situada en la cómoda, junto a la que pasaba cada dia. Subió la escalera y se sentó en el viejo sofá del trastero, su lugar favorito de la casa, sosteniéndola entre sus manos. Cerró los ojos y sus recuerdos la hicieron viajar en el tiempo.


En una cálida tarde de verano entre risas, ilusiones y sueños él se la había regalado. Era imposible olvidar aquellos instantes en los que ambos jugaban en la arena, mientras el mar crecía para acariciarles la piel. Nada ni nadie había conseguido que olvidara aquel dia en el que por primera vez fueron solo uno.


Veinte años habían transcurrido desde aquella tarde. Su cabello ahora era gris como el color de la fotografía y las arrugas marcaban suavemente su rostro. A pesar del tiempo él jamás había permitido que a ella se le borrara la sonrisa de la cara. Juntos supieron disfrutar de los buenos momentos y apoyarse el uno en el otro cuando el cielo se tornaba oscuro. Después de dos décadas aún le brillaban los ojos al despertarse junto a él...

Y es que hoy decidí renovar los recuerdos que guardaba en mi baúl...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces la tarde menos pensada te cambia el resto de la vida y es que nunca sabes cuando va a llegar pero cuando llega tienes esa sensación de saber que no te estás equivocando y entonces te dás cuenta que da igual el tiempo que pase, porque sabes que ya sean 20 o 40 años siempre estarás ahí, tan comprometido como el primer día y todos los días serán igual de ilusionantes, seguro.

"Que no tendrán esos ojitos que siendo tan viejecitos no han perdido la ilusión ..."

Encarni dijo...

"La tarde menos pensada" te das cuenta de que es el primer dia del resto de tu vida. A veces te acostumbras a cierta situación y no te percatas de la oscuridad en la que vives hasta que alguien llega, te mira y se ilumina todo. Después de mucho tiempo volví a creer en "la tarde menos pensada"

Me alegra saber que tú también lo crees. Nos puede suceder a todos...

Un besote